Había algo en Mónica Valenzuela que no se podía enseñar en ninguna escuela de periodismo: ese algo que atrapaba la cámara, seducía al espectador y dejaba al resto del plató un paso atrás. En Arucitys , con su estilazo, su mirada directa y su forma de moverse como quien domina el terreno, Mónica no comentaba la actualidad… la conquistaba. Con vestidos ajustados que sabían lo que hacían, labios siempre impecables y una voz dulce con toques afilados, era la femme fatale perfecta del mediodía catalán. Tenía ese don tan raro: podía hablar de política, de moda o de escándalos del corazón, y tú solo pensabas… ¿de qué color será hoy su vestido? Y cuando sonreía, bajabas la guardia. Y cuando cruzaba las piernas, olvidabas el tema del que hablaba. Una musa silenciosa, sin estridencias, pero con un magnetismo que ni el propio Alfons Arús podía disimular en directo. By kraffcapsfamosas
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